(adsbygoogle = window.adsbygoogle || []).push({});

22/9/13

MI LUGAR EN EL MUNDO...



MI LUGAR EN EL MUNDO...

Siempre tengo el mismo sueño recurrente. 
Me veo con unos setenta y tantos años, canoso, tengo una casa frente a la playa, a pocos metros de un faro que parece abandonado. Llueve suavemente pero sigo caminando junto al mar, parece no importarme, no siento el frío. 
No puedo saber si se trata de algún lugar de Europa (podría ser el Mediterráneo) o tal vez solo es algún lugar del Caribe. Estoy escribiendo un libro por esos días, y he vuelto a mi vieja pasión de niño: dibujar mucho y casi todo el tiempo; lo hago cada mañana al levantarme, mientras miro como la lluvia golpea la ventana que da a mi escritorio y al tablero de dibujo.
Nuestros nietos vienen a visitarnos seguido y yo ya no estoy en televisión, solo ocasionalmente repiten algunos clásicos de los mensajes y las cruzadas que convocaron a millones de jóvenes hace algún tiempo.
Para ese entonces viajo muy poco, solo a algunas convenciones de Pastores donde me invitan a predicar; parece que quieren escuchar a este viejo predicador otra vez. Casi no quiero salir de mi búnker, pero a veces insisten demasiado y me seduce conocer a la nueva generación que está empeñada en ver en persona a quien fue aquel "pastor de los jóvenes" que inspiró a sus abuelos. Me gusta apoyarlos y bendecirlos, decirles que si se puede, así como algunos gigantes lo hicieron conmigo cuando era un muchacho.
Acepto ir, pero regreso rápido, ya no me gustan los aviones, he tenido demasiados en los últimos cuarenta años, demasiados para una sola vida, y a decir verdad, nunca me gustaron.
En el sueño ya casi no entro a internet, no quiero que me quite el tiempo para leer y por sobre todo, escribir mi legado. Tengo que redimir y administrar mi memoria para recordar tantas aventuras vividas con mi Señor y las quiero dejar escritas a todas, para que mis hijos y mis nietos sepan que Dios pudo usar a un muchacho desconocido de Billinghurst, aquel barrio olvidado de Buenos Aires, tan solo por haberse animado a creerle.



Creo que para ese entonces casi habré pagado mi derecho a vivir. Habré inspirado a algunas generaciones y todos aquellos mensajes predicados alguna vez, seguirán dando vuelta en la red por muchísimas décadas más.

Quizá para ese entonces me haya ganado el derecho a que escriban en mi lápida que no olvidarán que estuve aquí, que he logrado tener una vida digna de mi Señor.
A propósito, para ese entonces casi no me critican, por el contrario, dicen que era un adelantado y eso me causa mucha gracia, mientras camino mojándome los pies por el mar; al fin de cuentas, a esta altura solo me interesa lo que Dios piense de mi; los años me han enseñado que solo se trata de eso. Que mas da, me veo como un anciano feliz, que casi ha acabado la carrera, como dijo el apóstol.

La cabaña frente al mar, la chimenea con algunos leños ardiendo, una taza humeante de café, la lluvia replicando en mi ventana frente al tablero de dibujo, mientras mi esposa de toda la vida me sorprende con un abrazo.
Definitivamente ese es mi lugar en el mundo y allí tendré el reposo del guerrero.
Solo quiero soñarlo otra vez, alguna de estas noches, para ver si logro descubrir donde queda ese maravilloso lugar...



No hay comentarios:

Publicar un comentario

“AMA LA VIDA QUE TIENES Y TENDRÁS LA VIDA QUE AMAS.”