La historia de Noelia Lozano, una joven martillera merece ser llevada al cine por algún director hollywoodense ya veran porque
La situación es tan insólita que incluso la tarjeta de invitación a la boda los muestra juntos en una foto, tomados de la mano, en un viaje de “mieleros”. “Es una imagen tomada horas después de conocernos. Aunque no lo puedas creer, en ese momento no tenía en claro ni el nombre de ella”, confiesa a Día a Día Juan Cruz, entre risas.
Hay una explicación. “Todo eso ocurrió hace tres años”, se ataja Noelia y cuenta: “En 2008 estaba a punto de casarme, pero luego de organizar un super casamiento, algunos problemitas con mi novio de aquel entonces y su familia hicieron que cancelemos la boda… si hablamos de películas, sin dudas yo hubiera protagonizado ‘La novia fugitiva’”, dispara.
Afortunadamente, los ex novios pudieron recuperar casi todo el dinero invertido y la vida siguió su curso hasta fin de año. “Por esos días mi mamá llamó a su ex futura consuegra por cortesía, para saludarla y en ese momento nos enteramos que mi viaje de bodas estaba pendiente. Ya que la plata nunca se reintegró. Luego de pensarlo, lo resolví y me fui a Cuba de luna de miel, con mi prima”, relata la muchacha unquillense.
Allá conoció a su futuro esposo, pero así nomas. “Sólo compartimos una excursión de ese viaje; el clásico avistamiento de delfines”, cuenta por su lado Juan Cruz, aunque reconoció que con sus amigos lograron hacer “buenas migas” con las primas cordobesas. ¿La excusa?: ellos tenían la única máquina de fotos sumergible en la excursión. “Nos pegamos como garrapatas a ellos para que nos saquen una foto con los delfines”, recuerda ella entre risas.
Lo cierto es que al terminar el día los chicos se fueron por su lado, las chicas por el suyo. Apenas un papelito con una dirección de Facebook en la conserjería de un hotel dejaba la esperanza para un futuro reencuentro en tierras argentinas.
Camino al altar. Por suerte el papelito llegó a las manos indicadas. Noelia y Juan Cruz se conectaron en las redes sociales y comenzaron una amistad “virtual”, cada uno desde su provincia. “Llegó un momento en que charlábamos todos los días, nos dormíamos con el Messenger prendido. La onda era 100 por ciento amistad”, relata la unquillense.
El resto de la historia es previsible. Mensaje va, mensaje viene, comenzaron a viajar. Primero ella fue a Buenos Aires: allá, un beso en un boliche les sacudió esa idea de amistad. Juan Cruz le devolvió un par de veces la visita por “la Docta” y los primeros días del verano de 2011 la llevó de vacaciones a Mina Clavero. Ahí le confesó que se estaba enamorando.
Un par de meses después ya eran novios oficiales. De hecho la cosa venía tan seria que en agosto Noelia se mudó a Buenos Aires, para estar más cerca.
Las ideas de casamiento no tardaron en aparecer, incluso preguntaron por salones de fiestas. Sin embargo por una cosa u otra el asunto se iba postergando. “Yo no quería fiesta, no quería que todos mis amigos me hicieran el clásico chiste de ‘¿no se suspende esta vez?”, aclara la novia.
Las idas y vueltas siguieron hasta que, en mayo pasado, Juan Cruz le sacó “de sorpresa” un turno en el Registro Civil y se lo regaló, en un sobre de papel madera. El destino estaba escrito: se casarían en noviembre de 2012. Noelia se derritió de amor y el compromiso quedó confirmado.
“Soy un poco cursi lo reconozco, pero siempre supe que cuando conociera una chica como ella me casaría… no necesito seguir buscando más”, reconoce el novio, que a pocos días de la boda ya sueña con terminar de rendir sus últimas materias para mudarse lo antes posible con Noelia a las Sierras Chicas.
“Desde chico pensé que no pasaría toda mi vida en Buenos Aires… y el destino quiso que pudiera planearlo con la mujer que quiero: siempre digo que conocer a mi esposa en Cuba me vino “como anillo al dedo”, dice Juan Cruz.
Noelia y Juan Cruz, los felices protagonistas
de una comedia romántica en la vida real.
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