Hola madre, como estas, una vez
más te encontré de rodillas
Hace rato que regrese y otra vez
escuche, mi nombre repetías
Desde la última vez, cuando
discutimos, no hemos vuelto a hablar
A veces mi orgullo disfraza el
deseo de hablarte y la realidad….
Recuerdo cuando niño fui, verte
orar como lo haces ahora
Sigues tan fuerte igual en el
mismo lugar te veía a solas
Rogaba hacerte creer que estaba
dormido cuando orabas por mí
Tocabas con tu mano mi frente y
le hablabas a Dios de mí
Y si dios me guardo es porque
nunca cesaste de orar
Esa forma de amar de hace madre
especial
Y si hoy regrese y desperté del
error del ayer perdóname….
Y dame el placer de orar contigo
otra vez…..
Cada palabra por mí y lágrimas
nunca fueron en vano
Dios escucho tu oración y si hoy
aquí estoy es un milagro
Nunca perdiste las fuerzas en tus
rodillas y la fe en mí
Dios ve heme a tu alma humilde y
hoy puedes sonreír
De orar contigo otra vez…..
Hoy quiero darte las gracias, por
todas aquellas pequeñas cosas que hiciste por mí, a lo largo de tu vida...
Gracias..., por haberme admitido
en tu cuerpo durante nueve meses, por haber compartido conmigo tu espacio, tu
aire y tu mundo, y por haber soportado, valientemente, todo el dolor que, en su
momento, implicó para ti darme la vida.
Gracias..., por tu tiempo y
atenciones mientras fui un bebé indefens@; por tus miles de cuidados, por alimentarme
pacientemente cada día.
Gracias..., porque a medida que
fui creciendo, siempre estuviste a mi lado, aun cuando yo no deseaba que
estuvieras ahí; por tu útil consejo en los momentos difíciles, y por todas las
veces que callaste, para que yo aprendiera con tu silencio.
Gracias..., por enseñarme el amor
a la lectura, porque gracias a eso crezco día a día. Gracias por tu enorme fe
en Dios, por inculcarla en mí desde pequeñ @, y porque siempre actuaste
congruentemente con esa fe, aún en los momentos más difíciles de tu vida.
Gracias..., por enseñarme a dar,
a compartir, sin importar si la otra persona merecía recibir o no, porque con
tu ejemplo aprendí a cuidar de los demás y a procurarles siempre lo mejor.
Gracias también, por enseñarme a
escuchar; a veces eso ayuda más que todo el oro del mundo.
Gracias..., por darme tu mano
cuando lo necesité; por estar siempre cerca, y aun así permitir que tomara mis
propias decisiones, mis propios riesgos.
Gracias..., por dejarme decidir,
por respetar mis decisiones, por estar ahí cuando tuve descalabros.
Gracias..., porque hoy, aunque
ausente, tu recuerdo me acompaña, me guía y me da fuerzas en los momentos
difíciles.
Gracias..., por ser mi madre;
eres es el ser más maravilloso que he conocido. No tengo palabras para
agradecerle a Dios el que me haya permitido ser tu hij@, y todo el tiempo que
nos permitió estar junt@s
No hay comentarios:
Publicar un comentario
“AMA LA VIDA QUE TIENES Y TENDRÁS LA VIDA QUE AMAS.”